miércoles, 26 de junio de 2013

Muchos cambios que van a venir

 Llevaba mucho mucho sin escribir sobre mi. Esto suele pasar porque tengo temporadas en las que no me preocupo demasiado por lo que está sucediendome y no necesito aclarar razonamientos ni sentimientos. Lo cual, no suele ser bueno porque luego sale todo de golpe.
Sin embargo aquí estoy. Muerto de miedo.

Hace ya mucho tiempo que no me gusta mi trabajo y que quería cambiar de aires. Pero claro, es un currazo, el sueldo está genial, trabajo cuatro horas y “de lo mío” y las cosas no están como para encontrar otro curro así. Pero no me gusta, no me gusta nada. Tardo en escribir trabajos que tengo que entregar de 5 o 6 folios días enteros, con el consecuente agobio, noches sin dormir, y una pérdida de tiempo y estancamiento total.

El caso es que actualmente no tengo un gran proyecto de vida personal, me refiero a mi. Mis relaciones con el mundo están genial, mi independencia lograda, tengo solvencia económica para mantener un coche, comprarme instrumentos musicales y darme un capricho de vez en cuando. Rapiño los días de vacaciones para poder sacar una semana de disfrute personal y a veces no llego a final de mes. Supongo que como mucha gente, y hace unos años esto era lo normal y habitual para mi edad. Y sin embargo representa la rueda y el bucle al que nunca he querido entrar. Como tener una vida asquerosamente normal. No quiero todo esto. No quiero estar haciendo ya lo mismo que voy a hacer durante los próximos treinta años. Y yo tenía otras metas, que se torcieron para conseguir muchas cosas que están genial, pero que no eran las mías.

Y el otro día, viendo un vídeo de internet sobre unos estudiantes de medicina que habían acabado la carrera y que se mandaban mensajes de ánimo a su yo de hacía seis años, me di cuenta de que nunca he sentido un amor por mi profesión como el que sentían estos futuros médicos, si no más bien todo lo contrario.
Creo que de todas las cosas que he hecho en mi vida, las que considero más importantes las he hecho subido en una ambulancia o de campamento en los scouts. Y de lo segundo no puedo vivir. Así que la noche que me encontraba trabajando sobre algo que no me gustaba y vi el video de los médicos decidí que había que darle forma a la idea de estudiar Enfermería.

Ir a la facultad, pagar el título y pedir un certificado de notas. Comprobar que mi nota no da para estudiar enfermería en Madrid, desanimarme, pensar en estudiar selectividad otra vez y retrasar todo un año, y de repente... bombilla encendida. En Huelva me da la nota para entrar a estudiar este mismo septiembre, y tengo una casa vacía con 5 habitaciones, que es de mi madre y que se puede alquilar a diez minutos de la universidad.

Pregunto a las personas que son más importantes en mi vida. A nadie le parece una locura (a mi si!), así que me autoconvenzo y empiezo a moverlo todo para irme el año que viene.
Todo esto implica dejar muchas cosas aquí, es cierto que en general quería darle un cambio a mi vida, pero bufff, esto lo cambia todo. Voy a dejar absolutamente todo por perseguir una ilusión. Qué romántico ¿no? Pues estoy acojonado.

Durante una semana voy dándole vueltas a todo, y construyendo castillos de arena en el aire, Alquilo la casa, y tengo paro si me voy del trabajo (mi jefa me haría el papeleo para permitírmelo), aunque lo suyo sería mantener la posibilidad de trabajar a distancia como hace un compañero desde Jaén. Y así el dinero del alquiler de la casa iría para mi madre, que no le vendría nada mal.

Así que me decido, tengo un gran plan entre manos que voy construyendo a mi manera y parece que casi no hay pegas para que salga adelante. Escribo un mail a mi jefa y quedo con ella para comer. “Yo también tengo que hablar contigo”. Uy, eso suena mal, pero bueno le voy a plantear algo que puede ser una buena idea.
Llega el día de la comida y le cuento mis intenciones. Mi jefa, además es mi amiga, y fue un apoyo importante en los malos momentos, quizá era quien me faltaba por preguntarle si le parecía una locura. Y sorpresa (bueno no tanto, me lo olía, y lo raro es que no hubiese pasado antes). Empieza una nueva etapa de trabajo en la Fundación y necesita que todo el mundo esté implicado y tenga un ritmo de trabajo alto, y yo... soy la desmotivación en persona. Así que le he facilitado el hecho de tener que comunicarme que me despide. Me va a hacer un despido majo para que tenga paro, y finiquito y todo lo mejor posible. La verdad es que se han portado conmigo genial siempre y esto es la guinda. Sin embargo... es la primera vez que me echan de un trabajo y mi autoestima se ha visto un poco dolida. Eso... o que de pronto todo el plan acaba de entrar en punto de no retorno. Ahora si, me voy o me voy. Si no me dan plaza, o si no consigo alquilar todas las habitaciones o si no encuentro algún currillo que me de para cubrirme gastos en la comunidad con la tasa más alta de paro de España, voy a tener problemas.

Y de pronto, ayer cuando todo se ha vuelto real y ya no hay oportunidad de echarme atrás me ha entrado miedo, miedo de verdad. Miedo a que no se me de bien estudiar enfermería, miedo a echar demasiado de menos a la gente que quiero, miedo a llevarme mal con la gente que va a compartir mis días, miedo a no poder hacer un traslado de expediente en condiciones y quedarme en Huelva por 4 años, miedo a terminar con 32 años una carrera y haberme vuelto a equivocar, miedo a no ser capaz de acabar algo tan grande, por mi, o por causas externas. Miedo a tener problemas y no contar con nadie para poder apoyarme...

No es que dude de mis capacidades, sé que es posible hacer todo esto, si no no me lo plantearía, y cómo todas las cosas importantes que he decidido en mi vida así de golpe y porrazo, espero que vayan bien.


Solo sé que cuando acabe esta carrera, y tengo intención de hacerlo, voy a ser el enfermero-pedagogo que más aprecie su esfuerzo. Sin duda voy a echar de menos muchas cosas, pero aunque esté asustado pienso que merece la pena. Y si no sale... pues ya se verá.

lunes, 13 de mayo de 2013

Monstruos


Esta mañana me desperté y no vi a nadie, me tomé un café y salí de casa. Un whatsapp de buenos días fue el contacto social que tuve.
El conductor del autobús no me devolvió el “buenos días” que acostumbro a dar, ni tampoco dijo nada la chica a la que sujeté la puerta del metro de Gregorio Marañón. Iría con prisa a la facultad de Industriales.
El portero del edificio donde trabajo, que suele preguntarme que tal me va, no estaba hoy.
En la oficina un cortés buenos días y a penas tres o cuatro frases cruzadas con mis compañeros sobre temas de trabajo.
Varias conversaciones por el chat de gmail, por whatsapp, un email, comentarios en fb y de vuelta a la calle a buscar un sitio donde ir a comer. Solo.
Me planteo incluso sentarme a comer con un anciano que está en una mesa cercana a mi mientras come y lee el periódico. Pero me parece exagerado y su mujer llega justo a tiempo para sentarse con él y quitarme semejante idea de la cabeza.
Los camareros, muy eficientes en su trabajo, todo sea dicho, tampoco podían atender mis ansias de conversación. Ni si quiera para decirme cual era su opinión sobre si la tarta de queso era mejor que la de chocolate. Al final la de queso no estaba tan mal.
De vuelta a la oficina. Ya no queda nadie en ese piso que hora tras hora va convirtiéndose en un horno.
Intento verme un capítulo de una serie, no es una conversación, pero puede ser un buen sustituto, pero no carga los vídeos largos. Así que empiezo con el trabajo.
Mientras pasa el tiempo espero impaciente que venga la señora de la limpieza, que raja por los codos, y alguna tarde que me he quedado a adelantar trabajo no ha parado de hablar durante la hora que pasa en la oficina.
Suena el telefonillo. Una mujer que tiene una reunión con un tal Pedro. La abro y que suba. No me suena que haya reunión hoy, pero por aquí pasa tanta gente que nunca se sabe.
  • Pasa, imagino que llegarán enseguida.
  • Si, había quedado a las 17.00 y llego 20 minutos antes.
  • Perfecto pues entra y espera en el salón. ¿Quieres un café?
  • No gracias, ya espero aquí.

Otra negativa de posibilidad de conversar con alguien. Me voy a trabajar y a las 17.30 me acerco a preguntarle a la mujer: ¿Exactamente con quién has quedado?

Después de llamar por teléfono y darse cuenta de que se ha equivocado de piso, me devuelve el teléfono y sin mediar palabra se da la vuelta y se marcha.

La hora siguiente es especialmente aburrida porque ni siquiera consigo concentrarme en el trabajo y no avanzo nada de lo que tengo que hacer. Me quiero ir a casa. Allí también estaré solo, pero al menos puedo tocar música.
Me giro y me miro en el espejo que queda a mi izquierda. Tengo la cara quemada por el fin de semana en la sierra y he descuidado la barba que ya está algo larga. Eso unido a mis greñas y a mi ropa rota y cochambrosa de siempre me da un aspecto de naufrago que resulta bastante insultante dada la situación del día.

Desisto, ya ni siquiera me apetece dar otra oportunidad a una ciudad que tiene tanta gente y es capaz de hacer sentir tan solos a tantos. Vuelvo para casa a meterme en mi agujero, mi rincón del mundo donde nadie entra si yo no lo permito, y no sujetaré la puerta a nadie en el metro ni saludaré a los conductores de autobús. Lo has conseguido Madrid, por hoy me has convertido en uno de tus monstruos. 



Pero solo por hoy...

lunes, 29 de abril de 2013

Lazos

Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven
- Y nos vamos a casar - dijo ella
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor- repitieron-, hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...-dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa- dijeron los dos
- Lo que sea- ratificó Toro Bravo
- Bien - dijo el brujo -, Nube Alta, ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena.
Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta....salgan ahora.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- Volaban alto?- preguntó el brujo
- Sí, sin dudas. Como lo pediste...y ahora?- preguntó el joven- lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No- dijo el viejo
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven - No- repitió el viejo. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero...Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, "vuelen juntos pero jamás atados".






martes, 16 de abril de 2013

Festival


Corría el año... buff ya ni se. Pero sería una buena forma de empezar esta historia. Historia que sin duda es mi propia historia y que forma parte de mi.

Año tras año mi grupo scout acudía a los encuentros de la federación de scouts SBP, de la que formábamos parte. El San Jorge, aprovechábamos para hacer el festival de la canción, y todos los grupos que pertenecíamos a la federación preparábamos una canción scout que cantábamos en un auditorio, y en plan Eurovisión había un ganador que organizaba el evento al año siguiente.

Por las noches, nos juntábamos con guitarras a cantar canciones, las de otros festivales anteriores que nos las habíamos aprendido, o las canciones típicas de cada grupo o un varios de pop-rock que solía ser una pasada.

El caso es que año tras año fuimos forjando una amistad con aquellas personas que compartían un grupo scout tan parecido al nuestro, y tan diferente en otras cosas. Aquello era entender lo que significaba que un scout es hermano de cualquier otro scout.

En el último San Jorge al que acudimos, lo hicimos sabiendo que nuestro grupo y otro de la federación nos marchábamos para siempre, porque las “políticas” y las metodologías que se seguian estaban cambiando y nosotros no queríamos dejar de hacer lo que habíamos hecho siempre. Queríamos disfrutar del San Jorge y avisar al presidente de la Asociación de Madrid al final de la acampada. Cuando estábamos despidiéndonos de nuestros amigos de otros grupos, a muchos se nos saltaban las lágrimas.
  • “Illo, no llores, que nos vemos dentro de ná” decían los gaditanos. Recuerdo cruzar miradas con la gente de mi grupo y saber que nunca más se repetiría aquello.

Y afortunadamente, me equivocaba. Han pasado algunos años, la asociación que fundamos el otro grupo y nosotros ha salido a delante y este fin de semana celebramos nuestro primer festival de la canción, con cuatro grupos que cantaban y seis o siete que asistieron a la acampada.
El Estrella volvió a salir a cantar y luchar por el último puesto mientras nos reíamos, y con las caras pintadas demostrábamos a todos que estamos locos y nos encanta y que estábamos disfrutando de ese momento de locura con un montón de scouts de otras partes de España.

Pero lo mejor vino un rato después, cuando el subidón de haber cantado en el escenario y haber animado todo lo posible llevó a Javi Pelos a arrancarse a pasear con una guitarra en el tiempo libre por todas las tiendas tocando la bamba y arrastrando por lo menos a 50 personas a juntarnos a cantar canciones de otros festivales, y un surtido de pop-rock que fue realmente delicioso. A sentir que todos formamos parte de eso y que nos encanta encontrar a otras personas en el mundo que les ocurre lo mismo, y a estar deseando que pase un año para volver a juntarnos.

Así que de alguna manera me apetecía agradecer a todo el mundo la posibilidad de haber vivido ese momento.

A Julio y Trina por haber estado al pie del cañón, luchando por que esto sea posible durante todos estos años, y aguantando en los peores momentos y lidiando con todos.

Otra vez a Trina, por contagiarnos hace ya muchos años el gusanillo por las canciones scouts y los festivales de la canción.

A todo el Estrella por tener siempre dispuesta una sonrisa venga lo que venga, por que solo nosotros sabemos lo que se siente cuando saltamos y agitamos nuestras pañoletas mientras gritamos ¡De norte a sur! ¡De este a oeste!. Y por enseñar a los niños que se puede estar orgullosos de salir a cantar y bailar con la cara pintada de verde y blanco y hacer sonreír al público.

A las visitas de última hora que sabían que no podían perderse el momento de la canción de su grupo.
Al resto de los grupos nuevos que se han abierto a conocernos, que no nos han juzgado y que han compartido unas risas con nosotros.

Y sobre todo, a ti, que cogiste la guitarra y con una sonrisaza empezaste a tocar la bamba. A ti, que pusiste todo tu empeño en hacer realidad la idea de un blues para el Estrella. A ti que de nuevo has conseguido hacerme feliz tocando unos acordes, y que no pasa día sin que me preguntes que qué tal estoy, aunque a veces yo ni te conteste, a ti que sabes absolutamente todo lo que me pasa y que a pesar de que en el instituto me caías fatal te has convertido en una de las personas más importantes de mi vida y en un pilar básico. A ti, que el sábado paralizaste el tiempo y me llevaste a los mejores momentos que he vivido en mi infancia.

Mil gracias!

(En cuanto pueda edito el post y pongo la canción aquí al final!)

viernes, 12 de abril de 2013

Mecánico de sentimientos


Hace poco tuve una conversación deliciosa. De esas que te hacen darle vueltas y revivirla de vez en cuando. En ella recordaba cómo en mis años de instituto me intentaron robar por la calle. Yo me acaba de comprar mi primer mazo de cartas Magic, que no eran precisamente baratas, y las llevaba en el bolsillo de la mochila. Cuando los dos chavales que nos intentaron robar me dijeron que abriese la mochila me negué. Como consecuencia me lleve a casa mis cartas magic y el labio partido por un anillo de oro con una R, que se estampó en mi cara.
Nada más llegar le conté lo ocurrido a mi madre, y le dije que creía que eran dos chavales de la residencia de menores que había en el barrio. Mi madre me abrazó y me consoló y me dijo algo que no creo que jamás se olvide. “Pobrecitos esos dos niños que en su casa no tendrán a nadie que les consuele cuando les haya pasado a ellos”.
En aquel momento no lo pensé mucho, ni le di mucha importancia a las palabras de mi madre. Pero lo cierto es consiguió algo importantísimo, no se si conscientemente o por “ósmosis”. Pero en futuros encontronazos que he tenido, o en picias que me han hecho (no me gusta nada esa palabra, es muy fea), cuando se me ha pasado el cabreo inicial, que en eso supongo que soy como todo el mundo, en seguida viene a mi cabeza pensar en qué a llevado a la persona a hacer lo que ha hecho, o la situación que debe estar viviendo y trato de imaginarme cómo se siente. Normalmente no son situaciones incomprensibles, y se parecen a cosas que yo mismo he podido vivir e incluso reaccionar mal cuando me ha tocado, igual que ellos.
Creo que esa posibilidad de ir un paso más allá, y no pensar directamente que la gente es mala hace que sea mucho más fácil perdonar y entender a las personas. ¿Y sabéis una cosa? No lo cambiaría por nada del mundo. Se vive mucho mejor cuando sabes que las acciones malas de las personas tienen una explicación y son arreglables. Quizá esa es la finalidad de un educador. Arreglar lo que hay mal en las personas que les hace cometer errores.
Eso es lo que quiero ser de mayor. Mecánico de sentimientos.

martes, 26 de marzo de 2013

7 segundos


Hace no mucho escribía que era lo importante para mi. Aquí
Y en ese post escribía sobre los 5 segundos antes del primer beso que te das con alguien.
No son cinco, son siete, o dos, o una eternidad, o dos semanas de mensajes robándole tiempo a la noche. no estoy seguro.
Lo que si que sé es que son realmente deliciosos. Y lo sé porque me estoy tomando la última mora negra de una bolsa de chcuches que sabe igual de bien que esos 7 segundos.

Feliz noche de Luna Llena a todos!


jueves, 21 de marzo de 2013

La Torre de Pape



¿Para que construir una torre de madera? ¿Para despedir a un amigo? ¿Para encontrar por dónde se va a la Antártida? ¿Para darle sentido a tu vida? O para coger perspectiva...
A veces las pelis más tontas encierran mensajes muy importantes, y en este caso “La torre de Suso” desde luego que lo encierra.
Coger perspectiva. Con lo que me rayo eso es bastante fácil, analizar las razones de por que ocurren las cosas y entender cómo funciona mi mundo es sencillo. Llevo muchos años de entrenamiento. El problema es cuando todo se mezcla con lo emocional. Entonces las gafas que te pusiste para observar el mundo son las únicas que pueden decirte como está todo, y en ocasiones nos olvidamos de sacarnos las últimas que elegimos, o se nos olvida cómo hacerlo. Y muchas gafas no permiten construir torres.
A mi me ha costado casi seis meses quitarme las gafas que llevaba puestas. Ahora acabo de empezar un proyecto nuevo. Una torre muy alta, tan alta que me permita ver Sudamérica, o la India o China. Al final el destino no es tan importante, pero si lo es la torre. Tiene que ser tan alta que cuando mire al suelo vea todo lo que hay en mi vida, todas las posibilidades y lo ya logrado. Cuando vuelva de lo alto de la torre muchas cosas que ahora mantengo no estarán, el trabajo, la casa, el coche... Y será un gran momento para empezar de nuevo, desde el principio y poder hacer las cosas como yo quiero, no como el mundo me arrastra ni como las gafas que lleve puestas me hagan ver.
¿Y por qué no empiezo ya a hacerlo?
Porque es mucho mejor hacer una torre antes, es parte de lo que quiero dejarle a mi yo del futuro y sé que si no lo hago ahora posiblemente ya no lo haga nunca.
Por supuesto una buena torre se construye con unos buenos amigos... Así que ¿Quién se viene a Sudamérica? ¿O a la India? O a donde queramos!!!
¿Te apuntas?





Por cierto. ¿No habéis visto La Torre de Suso? Es de las imprescindibles ;)

lunes, 25 de febrero de 2013

Cazafantasmas

Otra noche más sin dormir, esta vez debería ser porque tengo que trabajar, pero lo cierto es que van a ser las dos de la mañana, y con todo preparado y abierto en el escritorio aún no he empezado.
Y es que mis fantasmas siempre acuden a verme por la noche, antes, como en la canción de Marwan, venían también mis esperanzas a verme, hace poco tiempo que ya no lo hacen, y realmente parece que eso es casi mejor, pues parece que mis esperanzas son algo... tóxicas.


Por suerte, este fin de semana, han venido a verme los cazafantasmas. Disfrazados de perros y vacas fuimos por las calles y los bares de Madrid matando a golpe de espada a todos los malos rollos que intentaron entrar en nuestras cabezas. Especialmente una de estas cazafantasmas tiene una buena forma de atacar a estos problemas, y a pesar de que su timidez le impide soltarse todo lo que podría, sin duda el sábado hizo un gran papel. ¡Hasta de Barney Stingson jugando a "Conoces a Ted"! Y como sé que es bastante posible que entre a leer aquí te dedico estas líneas. Me hacían falta esas palabras "tan duras =) " , al final no nos dejamos aconsejar por cualquiera, y hasta ahora siempre que a alguien le decía cuales eran las cosas que yo quiero me las respetaban, pero nadie se había atrevido a decirme que lo yo quiero puede ser una tontería y estar equivocado.
Espero tener más conversaciones hasta las seis de la mañana (con menos sueño), y muchas más noches de perros y vacas en las que sobren motivos para sonreir, correr por la calle, cantar en el buho y asaltar desconocidos. También quiero más reuniones para salvar a nuestros chavales y cambiar el mundo y sorprenderme gratamente de que alguien se acuerde de cuándo es mi cita con el médico. A veces los tesoros más valiosos están enterrados al lado de nosotros y no hace falta irse muy lejos a buscarlos ni excavar demasiado.

viernes, 22 de febrero de 2013

Dos Palabras


Dos palabras. Hay dos palabras que pesan en el alma más que ninguna otra. A veces se prostituyen muy rápido, a veces las sentimos y no somos capaces de ponerle nombre y de evocarlas, otras veces da miedo decirlas y que te las digan, en ocasiones solo quieres escuchar eso de una persona y toda tu vida no tiene sentido si no las escuchas, y si nunca te las han dicho es que tu vida es infinitamente triste.
Sé que pesan porque hay ocasiones en las que te las tienes que guardar y no poder decirlas, y entonces te das cuenta de que son una carga demasiado grande para llevarla encima.
Sé que pesan porque un día te das cuenta de que son la razón por la que has hecho tantas tonterías, la razón por la que has aguantado tantas cosas, la razón por la que sigues insistiendo en remar hacia dónde ni tu sabes que hay, la razón por la que tu y el techo lucháis en un pulso interminable tantas noches, la razón de que estés preocupado y realmente preocupado por problemas que no son tuyos. La razón por la que quieres que esos problemas sean también tuyos.
Sé que pesan porque son la única cosa que me hacen mirar hacia el futuro y querer llegar él.
Porque hoy me he dado cuenta de que esas dos palabras hoy significan lo que han significado con muy poca gente.

Te quiero...


miércoles, 13 de febrero de 2013

Refranes y frases hechas


Es curioso como los refranes, las frases hechas o incluso los topicazos de las pelis, canciones y poesías, a medida que vas viviendo situaciones en tu vida toman muchísimo más sentido. Últimamente me ocurre mucho, escucho canciones y pienso “Que cabrón, parece que la ha escrito como si hablase de mi.” O como el último post que he publicado, la tontería esa de la cama enorme... ¡ojalá fuese una tontería! He de confesar que para no dormir solo en una cama tan grande, la guitarra me acompaña por las noches ocupando el hueco que queda vacío.
Sin duda de todo se aprende, y no solo eso, si no que es necesario aprender. Yo estoy aprendiendo a conocerme a mi mismo. Hay tantas cosas que no conocía d mi, o que incluso se han forjado ahora. Para un futuro debo andar con más cuidado en cuanto a mis anhelos y prioridades en la vida. Sin embargo esto me da miedo. Sé que por como soy me como las hostias dobladas, y sufro un montón, y que la solución que toma mucha gente que conozco es “una y no más Santo Tomás” y coraza al canto. Pero también gracias a como soy tengo claro que la vida, cuando las cosas van bien, las vivo mucho más intensamente que otros que llevan armaduras (a veces oxidadas), sin embargo los hachazos me dejan tan planchado.

¿Sabéis de lo que hablo? ¿Qué pensáis vosotros sobre las corazas?

Si es que "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra" ¿No?
Un poema cualquiera. (Extraido del blog de una chica cualquiera, hoy lo he encontrado por casualidad y me ha dado un buen mazazo.)


la mañana huele a aire
y tostadas recién hechas
en mi almohada
no queda nada
de tu olor
la tempestad arrancó las raíces
de aquellas risas, de aquella calma,
de aquellas noches bajo un cielo
de ciudad
buscaste mi nombre
en cada rincón 
de tu piel dormida
buscaste mi alma
la brisa de los besos torpes
refrescó nuestro amor de paso
los zapatos quedaron sucios
de tanto barro
las miradas quedaron huecas
de tanto miedo
la memoria sostiene exhausta
todavía algunas notas
de tu voz casi temblando
con aquella canción
no estás en las fotos de la pared
y en mi almohada
no queda nada
de tu olor
podría romper a llorar
cada noche
cada mañana
y una mañana cualquiera
despertar en mi cama
medio vacía
silenciosa fría
y recordarle a mi voz embustera
que no queda nada de ti
ni de tu ausencia
te fuiste con tus secretos
y el deseo 
de volver a empezar
una mañana cualquiera
de tu olor 
no habrá quedado 
nada
y preguntarás, como siempre,
cuál fue, entonces, 
tu lugar
***

viernes, 11 de enero de 2013

El placer de equivocarse


Dormir no demasiadas horas, conducir muchos kilómetros y acabar de terminar de ver una película violenta donde sale sangre sin parar deja el cerebro en un estado curioso, entre abatido y cansado y herviente y ocurrente como nunca. Al menos una reflexión digna de acabar aquí escrita se ha pasado por mi cabeza, veremos si soy capaz de plasmarla.

El dulce placer de equivocarse, y de hacerlo conscientemente. Ese es el tema. A pesar de saber que no es como debe ser, y que la voluntad recta que se supone que todos debemos luchar para alcanzar y gobernar nuestra vida, a veces, y en ocasiones muy a menudo, es expulsada y castigada por mi capacidad de tomar decisiones de un modo muy... (¿peculiar, tonto, inmaduro, pasota, ingenuo, iconoclasta? Se pueden rellenar los puntos con el adjetivo que queráis, yo aún no he descubierto cuál es), a pesar de todo ello, sigo haciendo cosas que a la larga se que me van a hacer daño.

Una voz resuena en mi cabeza, la de todos mis amigos y las personas con las que hablo de mis problemas, la de la gente que me quiere, me repite una y otra vez: No te rasques las heridas, ahora te alivia pero dentro de unos minutos sangrará y arderá. Acuéstate ya, no es necesario que acabes la noche siendo el último en irte a dormir, mañana será un día de mierda si no lo haces. No hables con ella y no te ilusiones, te volverá a hacer daño. No pierdas tiempo en el trabajo luego necesitarás días para acabar lo que no hiciste. No te compres otro instrumento, al final de mes no te llegará la pasta y te quedarás sin hacer muchos planes que te apetecen. Cepíllate los dientes ahora aunque no te apetezca, no te hagas otro piercing, ni se te ocurra tatuarte, bebe agua, lee más, no pases de 120 km/h, no fumes, con las cervezas que llevas ya basta y pon la maldita espalda derecha o nunca más podrás ir erguido otra vez...

Sé que tienen razón, sé que cada vez que me salto mis propias normas asumidas acabo mal, y últimamente ese acabo mal significa acabo en un lugar del que no se salir. Sin embargo es delicioso salirse de la pauta. Hasta de las que yo mismo me he marcado, por un momento me invade un sentimiento de independencia, de hacer lo que hago por que yo quiero y no por que sea lo que debo hacer, y me imagino llegando hasta límites que de otra manera jamás sobrepasaría, disfruto de la sensación de apertura y de lanzarme al vacío, a lo que me apetece ser en ese momento aunque yo no lo sea (o quizá si) y sentir que todavía estoy vivo y no estoy dentro del redil...

Entonces la tormenta pasa, el placer de lo inconsciente se acaba y me siento muy perdido, estoy en el redil como todos los demás, pero siendo consciente de que no quiero estar dentro y de que llevando mi vida a pequeños desastres estoy conviertiéndola en un desastre mayor y sigo pasando por el aro, pero con cicatrices que me hacen más difícil sobrellevar el día a día pautado y diseñado para mi por otros.

Algunos amigos dicen en broma que estoy viviendo mi tercera adolescencia (la gracia está en que nadie sabe cuál es la segunda). Pero no deben andar tan desencaminados, pues de alguna manera no paro de probarme y tentarme con el fin de saber donde estoy, quien soy y sobre todo, qué busco y dónde lo busco. No se si esto es normal a mi edad, o a cualquier otra. No se si mi infelicidad general es causa de mis felicidades pasajeras y mi incapacidad para lidiar con mi vida y tratar los que ven en mi un capricho sin salir dolido es una consecuencia más de mis locuras. No se a veces ni qué es lo que siento.

¿Vosotros también hacéis locuras? ¿Os equivocáis a posta incluso sabiendo que estáis metiendo la pata hasta el fondo?

Me considero una persona inteligente, pero creo que mi jefe diría que este un claro ejemplo del fracaso de la inteligencia, como un superdotado que desperdicia su talento en trapichear en el barrio en vez de estudiar. Y lo peor de todo es que cuando otras veces me ha ocurrido esto he sabido como gestionarme y alcanzar las metas que me había propuesto sin dejarme demasiado por el camino, pero hoy por hoy me da igual, porque no tengo ninguna meta dibujada y me apetece disfrutar de la carrera, aunque parece que de momento vaya perdiendo.